Inspirado en el concierto de la Orchestre
Symphonique de Montréal en Bogotá, el pasado 3 de mayo, propongo algunas ideas
acerca de la organización para la productividad y el alto desempeño de las
personas.
Aprendimos que la estructura
sigue a la estrategia, dada la importancia que tiene el hecho de clarificar los
resultados esperados por los grupos de interés y asegurar la satisfacción de
las expectativas del mercado. Lo que nadie nos dijo es que, en la mayoría de
las organizaciones, la estructura no sigue a la estrategia, simplemente porque
no es frecuente que se modifique o se adapte la estructura organizacional a los
nuevos requerimientos de una estrategia empresarial. Decir que la estructura
sigue a la estrategia equivale, en muchos casos, a dejar para después, es
decir, aplazar la realización de los ajustes a la estructura organizacional que
asegurarían una mayor efectividad de las personas.
Mi hipótesis acerca de la poca
relevancia que tienen, en la práctica, los cambios y ajustes de la estructura
organizacional, comparada con la que se le da a la formulación e implementación
de la estrategia de negocios, es que es la consecuencia de pensar la estructura
como algo meramente organizacional. Me explico: si una empresa adopta una
organización determinada, los directivos y las personas, en general, resultan
adaptándose y acostumbrándose a ese modo de organización; mientras más se adaptan
y acostumbran, más natural les parece mantenerla. Así, esa estructura se vuelve
“la organización” y adquiere un carácter de “lo ya dado”, de lo aceptado
culturalmente e, incluso, parte de la identidad empresarial.
Deberíamos, entonces, adoptar una
perspectiva diferente si queremos ser coherentes con aquello que aprendimos y
si queremos incrementar las probabilidades de implementar una estrategia
ganadora: pensar en la estructura en términos de efectividad, de resultados y
de productividad. Y es aquí, en donde me parece inspiradora la estructura de
una orquesta.
En un concierto sinfónico, toda la orquesta
está a la vista del público, organizada como una medialuna, el director está al
frente y en el punto medio de la orquesta, usualmente sobre una tarima de
espaldas al público. Él es la autoridad máxima de la orquesta, aunque se apoya
en el concertino, y en otros integrantes, para coordinar los músicos.
Los integrantes de la orquesta están
organizados por grupos de instrumentos -cuerdas, vientos, percusión; a veces, alguien
interpreta el piano y otro, el arpa.
Aparentemente en silencio, ellos mantienen
una comunicación ordenada y funcional, a través de miradas, señas, sonidos y susurros.
La orquesta ejecuta una sinfonía que
transmite sensaciones, imágenes y emociones al auditorio, evocando sentimientos
e inspirando lo mejor del espíritu humano.
Primera lección: la estructura organizacional es un asunto público
La orquesta, su distribución y
organización, está a la vista del público y puede ser observada desde casi
cualquier posición. En términos gerenciales, diríamos que es clara,
transparente y conocida por los clientes.
El puesto del director durante el
concierto, es uno sólo, orientado hacia los integrantes de la orquesta y de
espaldas al público. No es que los clientes no interesen sino que la atención
del director está enfocada en el grupo para facilitar que actúe con un mismo
espíritu.
Segunda lección: la buena estructura es un diseño que facilita el
resultado
La forma organizativa o
disposición que adopta una orquesta, está determinada por el propósito básico
de asegurar la mejor ejecución colectiva para satisfacer las expectativas de
los clientes, comunicando aquéllos sentimientos que corresponden o se derivan
de las piezas musicales o sinfonías elegidas para el programa, así como de la
maestría que cada músico imprime a su ejecución.
Dadas las características sonoras
de los instrumentos de la orquesta, el director requiere tener más cerca los
violines y las violas, por ejemplo, y más distantes, pero no fuera de vista,
los vientos metálicos y los instrumentos de percusión. Si la partitura lo
requiere, se usa el piano, el arpa, el triángulo u otro instrumento; en caso
contrario, es posible que algunos músicos se retiren temporalmente, mientras se
ejecuta una obra, y regresen cuando son requeridos. En este caso, algunas áreas
del escenario y sillas de la orquesta, permanecen vacía durante un lapso de
tiempo.
Como los diferentes instrumentos deben
ser resaltados, en su momento, ello determina su agrupación; en el caso de la
orquesta, hay áreas claramente demarcadas y diferenciadas.
En vocabulario empresarial, la
estructura sigue a la estrategia, al punto de que son los programas, los planes
de acción y los proyectos, los que determinan la intervención, o no, de algunos
integrantes y la operación de determinados equipos y herramientas.
Tercera lección: la estructura no impone ni asigna autoridad
Hay claramente una organización
jerárquica en los roles de los integrantes de la orquesta, y esta jerarquía
tiene entre 3 y 5 niveles, como máximo: un director, un concertino, solista de
los primeros violines, y el ripieno, es decir, el resto de los músicos que
sirven de acompañamiento a los solistas o al concierto de violines.
La autoridad en la orquesta está
en función de la capacidad de cada persona para ejecutar un rol o conjunto de
roles, de acuerdo con su formación, experiencia y talento.
La distribución y jerarquización
de la autoridad es un arreglo entre las personas, que se ha reflejado en los
niveles jerárquicos de la estructura y no al revés. De ahí que, generalmente,
la autoridad del director y del concertino sean acatadas por los músicos; se
trata de una autoridad técnica y funcional, de origen y connotación humana, no
estructural ni formal.
En el contexto de la
administración pública y de las prácticas de buen gobierno, diríamos que se
trata de una autoridad basada en el mérito del conocimiento, la experiencia y la
destreza, así como orientada a los resultados colectivos. Es la organización
basada en competencias y orientada a resultados; así la autoridad sigue también
a la estrategia.
Cuarta lección: las personas realizan la estructura
Los músicos y el público conocen
el puesto del director y de cada uno de los integrantes; sus puestos y lugares
han sido determinados a partir de consideraciones técnicas y artísticas. Hay
poca variabilidad en la ubicación de músicos y de instrumentos.
Es la convicción de las personas
y su voluntad de organizarse, lo que confiere poder a la estructura como modelo
organizativo; cuando el diseño es funcional, práctico y racional para las
circunstancias.
No obstante, cuando el público
aplaude, es usual que el director cambie de puesto, que se desplace por entre
los integrantes de la orquesta y que se acerque a los músicos más destacados,
para atraer la atención de la audiencia a los equipos de mejor desempeño.
Quinta lección: la buena estructura organiza pero no interfiere con la
comunicación
Durante todo concierto hay una
continua e ininterrumpida comunicación entre el director y la orquesta;
incluso, entre todos los integrantes hay una constante, aunque casi callada
interacción comunicativa.
Esta comunicación está centrada
en la adecuada ejecución de los procesos musicales, determinados por el
programa preparado, por la partitura de cada obra y por las vivencias de los
músicos en cada momento; es una comunicación claramente funcional.
Sin embargo, el pragmatismo y el
espíritu artístico que caracteriza la comunicación a través de la orquesta, no
excluye comentarios mutuos acerca de las reacciones del público y otros
aspectos que juzgaríamos informales.
La comunicación organizacional
debe tener unos canales y flujos determinados, pero la riqueza de la
comunicación informal y espontánea es de tal potencial, que debe valorarse con
inteligencia, sagacidad y apertura.
¿Qué significa, entonces, que la estructura sigue a la estrategia?
La respuesta a este interrogante constituye un juicio de valor sobre la estructura organizacional para contribuir efectivamente o no a la realización de la estrategia empresarial.
La estructura sigue a la estrategia cuando es transparente, cuando corresponde a una forma organizativa de roles, autorizaciones y comunicación que facilita los resultados individuales y colectivos, cuando se fortalece con el liderazgo y la autoridad de los más capaces, cuando posibilita la dinámica y la movilidad de las personas y cuando facilita la comunicación efectiva.
La estructura organizacional es una convención adoptada por personas y para las personas.
¿Consideras que la estructura de tu organización se ajusta a la
estrategia?
¿Habías pensado la estructura como una proyección de la voluntad y de
las competencias de las personas?