Un empresario me preguntó la semana pasada cómo podía compaginar las ideas de "un ser humano llamado a la grandeza" y "un ser humano convertido en capital".
¿Son ideas antagónicas? ¡Claro que no! fue mi respuesta, seguida por una breve explicación centrada en mis valores y en la concepción de lo que soy.
No quiero repetir la conversación, pero estas son algunas ideas que me han animado a publicar este blog:
Cada ser humano quiere:
- Renovarse constantemente.
- Aprender y enfrentar con éxito lo desconocido.
- Ser útil en la sociedad.
- Hacer parte de algo grande.
- Ser valorado por lo que es.
- Alcanzar metas y superar retos.
Estos motivos, y muchos otros, constituyen la energía para que cada ser humano esté llamado a la grandeza, es decir, sea capaz de superarse a sí mismo y de manera constante; también constituyen la "materia prima" para que cada ser humano irradie bondad, genere bienestar y produzca riqueza.
La concepción de un ser humano capaz de grandeza y fuente de riqueza, es una poderosa herramienta mental que nos invita a pensar lo mejor de nosotros mismos y a capitalizar nuestra energía transformadora, siempre renovable.
Capital humano es una expresión que define el valor económico de hombres y mujeres, con toda su grandeza y potencial, con base en su capacidad para unir esfuerzos, ponerlos al servicio de una organización y generar riqueza.
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